
Pasaron casi veintiséis años de dilaciones y silencios vergonzosos, de proyectos cajoneados ante el enojo del poderoso, de lenguas de compromiso y manos bien guardaditas en los bolsillos.
Desde el punto de vista político fue un día casi tan importante como el día de la derogación de la Leyes de Punto Final y de Obediencia Debida.
Todavía no sabemos que suerte tendrá la Ley de Medios en el Senado, pero lo que ha convertido a la sesión del miércoles en histórica es el hecho de haberse conformado una mayoría, más allá de las evidentes diferencias políticas, en pos de cumplir con lo que la patria necesitaba.
Desde este blog y luego del baldazo de agua fría del 28J se abogo por una revisión por parte del gobierno, los dirigentes y los militantes de nuestro espacio, de lo hecho hasta ese momento. Se ha insistido con la necesidad de ampliar la discusión de los grandes temas nacionales a los espacios no peronistas de este lado de la vereda, insistiendo en hacer un esfuerzo por dejar de lado la vieja “soberbia peronista” en pos de ampliar la base de sustentación de un proyecto político nacional, que supere el sometimiento de la patria a los intereses de turno.
Todo lo reclamado parece haberse cristalizado al menos circunstancialmente en esa sesión y se ha demostrado que no hace falta cantar la marcha para ser un argentino capaz de superar presiones y viejos rencores en pos del bienestar general.
Cuando Néstor Kirchner planteo como proyecto político a la “transversalidad”, posiblemente pensó en algo parecido a esta mayoría. A mi entender, aquel fue un proyecto conceptualmente correcto pero con los jugadores equivocados. No alcanza con autoproclamarse “progresista”, hay que demostrarlo en la cancha y en los partidos bravos.
Las vueltas de la vida le dieron a este gobierno y a nosotros la oportunidad de recomponer sus errores, de abandonar el autismo y entender que no se pierde si se negocia. Parece que hemos llegado a tiempo y nos subimos nuevamente al tren de la historia. De nosotros depende que no nos bajemos nuevamente, las orejas deben seguir abiertas sean las leyes importantes o no.
Es cierto, tal vez nos haga ruido que algunos reivindiquen a Sarmiento por ejemplo, o que critiquen el “autoritario Gral. Perón”. Está bien.
Tal vez el 28J fue un trago amargo que se de debió tomar para entender que no somos los dueños de la verdad, que para conducir al país a un futuro digno no alcanza con nosotros solos, que a veces es preferible avanzar a paso mas seguro y con una mayoría que legitime inexorablemente el avance logrado.
No fue tan importante la media sanción en si como lo aplastante de los números finales (147 a 5) y lo amplio del arco político que lo logro.
El final de la sesión, con la sonrisa de los radicales al escuchar la marcha peronista y luego el aplauso de los compañeros ante el grito de “Alfonsín, Alfonsín” fue todo un símbolo. A estos radicales no se les eriza la piel al escucharla, muy distinto a muchos de los que teníamos como compañeros en el “proyecto transversal”, evidentemente no todos son iguales.
Podemos aún perder en el Senado, pero se ha encontrado un camino que se debe recorrer pase lo que pase.
No hay que olvidar esa sesión, no hay que olvidar quien estuvo de cada lado, con nombre y apellido. Incluso fue importante la presencia de aquellos que votaron en contra pero legitimaron la sesión.
La desesperación de los vecinos de la vereda de enfrente nos indica que estamos en el camino correcto.
Gracias Cristina, gracias Rossi, gracias Macaluse, gracias Raimundi, gracias Lozano, gracias compañeros.