
La casi exclusiva discusión acerca de las cuestiones electorales en los blogs "compañeros", me ha llevado a ralear un poco mi ya de por si pobre posteo.
No obstante, el ya archifamoso muro me ha sacado de mi letargo. En realidad no ha sido el muro en si, sino las reacciones de todo tipo que esta novedosa pared ha producido.
No habia salido de mi asombro al observar la incipiente construcción del muro y esperaba que no tardarian mucho en actuar las fuerzas de la democracia para correjir el desatino. De un momento a otro vendrian cuadrillas a demoler lo poco construido y alguna ambulancia con enfermeros de blanco irian a buscar al intendente de San Isidro para llevarlo a algun centro de salud mental hasta que se recupere.
Ademas me imaginaba un gran despiegue policial para calmar el gran descontento popular que seguramente desataria alguna furia callejera.
Nada de esto ocurrio. Es cierto, algunos muchachos voltearon algunos postes y por supuesto que hubo algun revuelo mediatico.
Pero... Indignación popular? Condena unánime de la sociedad?
Este país, mi país, es una constante caja de sorpresas.
Cuando pasan cosas como estas uno se pregunta si realmente existe un futuro de justicia social para nuestro pueblo, uno se pregunta si la derrota no esta ya consumada y solo somos un conjunto de sueños que nunca se haran realidad.
No se asusten, no estoy ondeando una bandera blanca. Solo es que hay cosas que no me entran en la cabeza, por mas que ser repitan.
Por cosas como estas me rio cuando escucho hablar de diálogo y consenso, somos agua y aceite.
Una escena de la película "Seis grados de separación" muestra a dos blancos adinerados, uno neoyorkino del Central Park y otro sudafricano (uno de ellos es Donald Sutherland, creo), hablando en una comoda sala acerca de la situación política en Sudáfrica. El Neoyorkino pregunta como van las cosas por allí y el sudafricano responde: "Las cosas van bien, sabremos que los hemos educados bien el día que nos maten a todos"
No obstante, el ya archifamoso muro me ha sacado de mi letargo. En realidad no ha sido el muro en si, sino las reacciones de todo tipo que esta novedosa pared ha producido.
No habia salido de mi asombro al observar la incipiente construcción del muro y esperaba que no tardarian mucho en actuar las fuerzas de la democracia para correjir el desatino. De un momento a otro vendrian cuadrillas a demoler lo poco construido y alguna ambulancia con enfermeros de blanco irian a buscar al intendente de San Isidro para llevarlo a algun centro de salud mental hasta que se recupere.
Ademas me imaginaba un gran despiegue policial para calmar el gran descontento popular que seguramente desataria alguna furia callejera.
Nada de esto ocurrio. Es cierto, algunos muchachos voltearon algunos postes y por supuesto que hubo algun revuelo mediatico.
Pero... Indignación popular? Condena unánime de la sociedad?
Este país, mi país, es una constante caja de sorpresas.
Cuando pasan cosas como estas uno se pregunta si realmente existe un futuro de justicia social para nuestro pueblo, uno se pregunta si la derrota no esta ya consumada y solo somos un conjunto de sueños que nunca se haran realidad.
No se asusten, no estoy ondeando una bandera blanca. Solo es que hay cosas que no me entran en la cabeza, por mas que ser repitan.
Por cosas como estas me rio cuando escucho hablar de diálogo y consenso, somos agua y aceite.
Una escena de la película "Seis grados de separación" muestra a dos blancos adinerados, uno neoyorkino del Central Park y otro sudafricano (uno de ellos es Donald Sutherland, creo), hablando en una comoda sala acerca de la situación política en Sudáfrica. El Neoyorkino pregunta como van las cosas por allí y el sudafricano responde: "Las cosas van bien, sabremos que los hemos educados bien el día que nos maten a todos"